martes, 10 de marzo de 2009

Alejandro Batalla



Queridos todos:


yo si conocí a Alejandro y los que habeis estado ya en Lourdes también en cuanto os de la referencia. Era el médico del equipo 15,con barbita, la gente decía"el médico de la barbita"?, pues sí ese era. Muy buen amigo mio, ademas de compañero. Persona entregada a los demás no solo en Lourdes, también en Africa, y con los mas cercanos que necesitaran su ayuda. Parecia despitado, y que no hacía nada, pero su gran virtud fue la discreción y humildad.Pude llegar a estar con él el jueves, unas horas antes de morir, hablamos poco, pero tuve el consuelo de despedirme.




Un abrazo fuerte a todosMarga




Amigo Alejandro: Nos has dejado para irte a la casa del Padre. Con Jesús, con María, con Bernedette, y con todas las buenas gentes de nuestra Hospitalidad a quien Dios ha ido acogiendo con su abrazo definitivo. Vamos a echar mucho de menos tus cuidados médicos, tu amplia sonrisa, tu hablar sencillo, tu bondad desbordante e invitadora al trato directo y la camaradería. Pero, sintiendo cómo nos has querido, aceptamos de buen grado que el Señor te haya reclamado a su compañía. A partir de ahora, tenemos que redescubrirte en nuestro corazón, y lo haremos de buena gana, sabiendo que estás en el corazón de Dios. Seguirás peregrinando místicamente, es decir, en lo hondo de cada peregrinación nuestra a Lourdes, y allí nos seguirás acompañando a la Gruta, en las procesiones y eucaristías, en las terrazas de los bares y en el puesto médico y la farmacia.


Desde hoy, por siempre y para siempre,


un abrazo de todos nosotros


Jesús Conde,Consiliario y hermano en la Hospitalidad


Querido Alejandro o Batalla, como te solía llamar.
Una vez escuche que a una persona no se la conocía de verdad hasta que moría, porque los hombres cambiamos tanto que en ocasiones nos sorprendemos de lo que podemos llegar hacer. Pero por suerte este no es tu caso, siempre fuiste un hombre bueno, siempre dispuesto a escuchar y ha echar una mano.
Alejandro, querido Doc. Batalla, voy a intentar transmitirte todos los sentimientos que hay en mi corazón, pero las palabras son pobres herramientas en mis manos para ello. Mis recuerdos cerca de ti empiezan temprano, cuando trabajabas en el centro de salud de aravaca. Eran mi medico de familia. Siempre fuiste un medico muy humano, dispuesto a escuchar los problemas de los más, no solo ha llegar con la píldora que cura todos los males.
Después nos volvimos a encontrar en Lourdes. Hay fue donde te conocí de verdad, donde te valore y te admire como persona. Ahora mismo recuerdo con cariño varias guardias que compartimos, sin parar de reír. Cuantas conversaciones tuve la suerte de compartir contigo en las diferentes peregrinaciones que compartimos.
Cuantas veces me ofrecistes ir a ducharme a tu cuarto del hospital o a dormir una pequeña siesta. Cuantos buenos momentos compartimos.Recuerdo con mucha nostalgia las tardes que compartimos en tu casa hablando de África. Si estoy aquí en Burundi ahora mismo en parte es gracias a ti. A todo lo que me animaste. Todas las noches rezo delante de la cruz que me regalastes el día antes de venirme por primera vez.
Me acuerdo que muchas veces me decías que si las cosas en España seguían así te venias conmigo a Burundi. Ahora estoy seguro que en todos esos momentos que compartimos tu ya sabias que estabas enfermo, pero nunca quisistes decirlo para no preocuparme.Que buenos momentos compartimos con el Padre Jean cuando vino de Benin. Con que cariño le acogistes en tu casa. Que amor tenias por África. Aun recuerdo cuando me hablabas de tus viajes a Costa de Marfil, a Benin...
Querido Alejandro desde los más profundo de mi corazón solo surgen palabras de agradecimiento y reconocimiento. Fuiste un gran medico y una mejor persona. Siento el dolor humano de no haber podido despedirme de ti. De saber que no voy a volver a verte en un tiempo. Pero me alegra y consuela saber que ahora mismo estas en el cielo, con la Mater. Se que aun sigues cuidándonos y preocupando te por nosotros desde hay. Me entere tarde que estabas enfermo y no llegue a tiempo si quiera de llamarte, pero quiero que sepas que te acompaño con mi oración que es lo más importante que tengo.



Gracias querido Alejandro,
espero que nos veamos en el cielo, tu ya estas ahí...
Joaquín Zuazo
Doctor Batalla
(q.e.p.d.)


- ¿Alejandro quieres algo?

- Sólo quiero ver cuanto antes el ROSTRO DEL SEÑOR

- ¿No tienes miedo a la muerte?

- No. Estoy ya un poco cansado de tanto tubo y tanto zumito. Quiero encontrarme con el Señor.

- Pues cuando estés ante Él pídele por todos nosotros y sobre todo por un amigo mío que está en situación de perderse, a punto de caer definitivamente en el abismo.

Esta conversación, mantenida pocas horas antes del fallecimiento de Alejandro Batalla, nuestro querido Doctor Batalla, nos la contaba el Padre Juan Luis Rascon durante la homilía de su funeral, que concelebró junto con otros cuatro sacerdotes de la Hospitalidad: el Consiliario, D. Jesús Conde, Pepe Sesé, Antonio Lucero y Víctor Hernández.

Alejandro falleció el viernes y el siguiente lunes ese amigo de D. Juan Luis tomó decisiones, que cambiaron radicalmente su vida alejándose del abismo. D. Juan Luis nos decía que él estaba convencido que había sido un Favor del Señor, por intercesión de Alejandro Batalla, nuestro querido Doctor Batalla. También nos contó que Alejandro había pasado unos meses en Burundi, participando en la organización de un comedor para centenares de niños desasistidos.

No recordamos que Alejandro pusiera una mala cara o tuviera un mal gesto. Siempre estaba dispuesto a todo; entrega total a los enfermos y, cuando era menester, también a los hospitalarios. Con su cara de sabio despistado y su bata blanca abierta era un soplo de paz, tranquilidad y optimismo cuando le íbamos con algún problema.

Tras el funeral de pasado lunes salimos reconfortados, hasta con una cierta alegría que se mezclaba con la tristeza por la pérdida de Alejandro pero pensando que estaba ya velando por nosotros.

Cuando recordamos las palabras del Evangelio “Venid benditos de mi Padre(Mateo 25, 35 )… porque tuve hambre y me disteis de comer, porque estuve enfermo y me visitasteis”,… “bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra”(Mateo 5, 4), nos conducen a creer, a nosotros también, que fue un Favor lo del amigo de D. Juan Luis, porque Alejandro, nuestro querido Doctor Batalla, se lo pidió al Señor al verle su Rostro.

Amén.

Luis Ferrandiz y Manolo Barreda
Hospitalarios.